Nueva imagen para el emblema de Bayer
Si existe algo que realmente identifique a nuestra compañía, además de la conocida Aspirina®, es la famosa cruz de Bayer. Uno de los logotipos más reconocidos del mundo que ha ido evolucionando para adaptarse a los tiempos pero manteniendo siempre su esencia. Ahora, 114 años después de su creación, la cruz de Bayer se renueva con ligeros cambios para adaptarse a los nuevos tiempos y canales y seguir siendo una referencia de marca y diseño.
Uwe Schmidt, responsable de marca corporativa de Bayer en el mundo, explica este cambio como una adaptación a la nueva era digital: «Hemos modificado la cruz, pero no queríamos cambiarla demasiado, ni necesitábamos hacerlo, ya que la cruz de Bayer es una de las marcas más reconocibles del mundo. Nuestro logo transmite los valores positivos que la gente asocia a Bayer».
Por eso, el símbolo nunca ha experimentado cambios radicales en su diseño. Las letras, antes inclinadas, se enderezaron en 1929 con un estilo nítido casi propio del movimiento Bauhaus. En 1989 se añadieron dos líneas azul y verde, colores que en 2002 se incorporaron al círculo de la cruz.
Ahora nuestro logo está ya preparado para el futuro. La diferencia está en los detalles: han desaparecido el degradado en los colores del círculo, lo que proporciona una definición más clara a las líneas. Esto hace que resulte ideal para su uso en un amplio abanico de medios digitales, y la acogida inicial ha sido muy positiva. «El nuevo logo se percibe como más fresco, moderno y actual«, explica Schmidt.
La cruz de Bayer es también una de las más visibles. A lo largo y ancho del planeta, las cruces de Bayer iluminan el cielo nocturno en 47 países. La cruz de Shanghái, por ejemplo, tiene 11 metros de diámetro. Pero en la fábrica de Bayer en Leverkusen luce la más grande de todas, con un diámetro de 51 metros, un peso de 300 toneladas y un total de 1712 lámparas. «Además de ser una maravilla técnica, también es un trocito de hogar», dice Thorsten Thran, que revisa la cruz de Leverkusen cinco o seis veces al año.
Thran es el técnico responsable de la gigantesca instalación luminosa desde el año 2009. «Pero llevo mucho más tiempo fijándome en esta cruz —dice señalando desde la azotea un punto situado a unos cientos de metros—. De pequeño, yo vivía allí. Podía ver la cruz desde mi cuarto, y muchas veces trataba de convencer a mis padres de que aún no era hora de acostarse porque todavía no se había encendido la cruz».
La historia de la cruz de Bayer
La cruz de Bayer se inscribió oficialmente en el registro de marcas de la Oficina Imperial de Patentes alemana hace 114 años, el 6 de enero de 1904, con el número de serie 65777 y la referencia F 4777. A estas alturas ya no es posible determinar con certeza su autor.
En los archivos de la empresa figuran dos relatos diferentes sobre el origen del logotipo. Según el primero, fue creado por Hans Schneider, un empleado del departamento de investigación de Elberfeld. De acuerdo con el segundo, lo diseñó un tal Dr. Schweizer, empleado de la filial de Nueva York. A finales del siglo XIX, su trabajo consistía en impresionar a los médicos estadounidenses con los productos alemanes. Como a los angloparlantes les resultaba difícil el larguísimo nombre oficial de la empresa —«Farbenfabriken vormals Friedr. Bayer & Co., Elberfeld»—, Schweizer creó un atractivo sello de empresa con la cruz que se haría famosa. Inicialmente la usó como membrete para las cartas y, más adelante, en impresos y folletos.
Este logotipo sustituyó al original de Bayer, que mostraba un león de Berg de dos colas, el animal heráldico de la región cuna de la compañía. El logotipo de la cruz fue evolucionando y conquistó el mundo. Hoy en día está indisolublemente unido al grupo Bayer, gracias sobre todo a una ingeniosa idea de marketing: A partir de 1910, los comprimidos llevaban la marca grabada con el logo para protegerlos de falsificaciones. Para los consumidores, esto hizo de la cruz de Bayer una garantía de calidad superior.
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Autor: Bayer
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